Yo no quise caminarte,
y llego el momento de correr,
hay que salvar el alma,
pero con calma vas a poder,
dame la mano y veni,
que te enseño a perder.
martes, 19 de febrero de 2013
Imprevisibles.
Somos
manada de intentos, desandando horarios, para encontrar lo parecido.
Entre esta inevitable gravedad, que nos conduce a lo impredecible, o
estas inminentes ganas de asimilar lo imaginado, nos miramos cercanos,
aguardando que las respuestas consientan. Y el azar que no perdona,
proclama sus casualidades. Pero el sentir, no garantiza los resultados
de un veredicto, que se atribuirá la piel. Aceptémoslo. Somos dos
realidades, intentando un destino. Dos posibilidades, desconociendo lo
incierto.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)