viernes, 31 de agosto de 2012

Cosas.

Me cago en mí, en mis presentimientos, en mis aires de justiciera, en mis pastillas.
Pero por sobretodo me cago en tener esa edad donde nos hacemos cargo de lo que hacemos y decimos y la puta que lo parió :D

L+L=L

Mientras tanto, ayer cumplí un año con L y amor amor amor. Pero amor de lo más, como todo últimamente.

9/10

Si hay algo que desde chica nunca me falló son los presentimientos. Nunca. Cada vez que siento algo en el pecho, ese algo pasa o ese algo me entero o ese algo me cuentan o ese algo veo. Efectividad 9/10.
Anoche me mandé la cagada de mi vida, la verdad que sí. Nunca lo había hecho y me sentí mal, basura, asco, pero al final corroboré mis dudas; y ahora no hay más que espacio en blanco y pensar la manera mas coherente y madura de explicarme (por qué hice esto, por qué aquello) y decirle que yo no estoy con nadie porque sí y a que a mí nadie me compara con nadie.

martes, 28 de agosto de 2012

Cosas.

Todavía me hace sonrojar por dentro que mi novio se quedé del otro lado de la reja saludandome mientras yo me voy en el auto.
También cuando me dice que me abrigue, que me acueste temprano y cuando me hace el té.
Me hace sonrojar por dentro cuando me dice las cosas mas tiernas del universo y cuando está pachucho porque me extraña.
Y también con los regalos, mostrandome todo lo que me conoce.

Soy una manzana colorada colorada y brillante por dentro.

Avanti.

Es tan fácil perderse en las calles del miedo. No me sueltes la mano, mi amor.

Before Sunset.


"La mayoría de personas cuando tienen una aventura o una relación larga y rompen, la olvidan, pasan a otra cosa y la olvidan como si nada hubiera pasado.
Yo jamás olvido a alguien con quien he compartido algo, porque cada persona tiene sus cualidades propias, no se puede reemplazar a nadie, lo que se pierde, se pierde.
Cada vez que acabo una relación me afecta muchísimo, jamás me recupero del todo, por eso pongo mucho cuidado en las relaciones porque me duelen demasiado... me fijo en los pequeños detalles"

lunes, 13 de agosto de 2012

Otras Palabras.

Hace unos días Ale me dijo:
Lucecita...ya te lo dije...pero vale la repetición en estos casos, seguramente sean todas verdades las que dicen ..mas otras muchas que vos te preguntes...nunca nos alcanza el tiempo para disfrutarlos, se van...así rápido...son como un recreo...nos dejan ese camino que es imposible transitar sin ellos, que no somos capaces de seguir esas huellas sin sus mimos y manías, nos quedan tantas cosas por decirles, tantos mates, tantas tardes...
Yo tengo una teoría...bastante estúpida...ahí en ese lugar donde estén, se están armando un equipazo, como jugar un pan y queso en los partiditos de futbol del barrio, y como en el barrio se eligen a los mejores...y ahí estaran tirando lujos...
Nos toca esperar...seguir...tratar de copiarlos, imitarlos y aunque sea hacer un cuarto de lo que hicieron ellos por nosotros...para poder llegar a ese equipo y volver a disfrutarlos...
Hay que seguir, encontrar sus palabras mirando para arriba...es fácil decirlo...te lo dirá todo el mundo...
yo hace 8 que lo intento...en lo poco que vivimos aprendimos que son demasiado importantes que los queremos al lado nuestro para siempre...escucharlos, que no alcanza el recuerdo...
Es un momento muy personal y también íntimo, pero nada sentí la necesidad de decirtelo...que seas muy fuerte, que sigas por vos y por él...y que lo que sea contas conmigo aunque esté lejos...
Te quiero un montón.

Y recién alguien me preguntó por mi abuelo y me dieron ganas de leer esto y de pensar en que bueno todo lo que lo disfruté y en cuanto aprendí de Él.

domingo, 12 de agosto de 2012

Educar.

"Todo el mundo habla de paz, pero nadie educa para la paz. La gente educa para la competencia y la competencia es el principio para cualquier guerra"

De aprender y otras cuestiones.

Y después de mucho pensar y de mucho charlar te das cuenta de que el tiempo no todo lo cura, ni todo lo calma. Que el tiempo es solo tiempo y que lo que pasa en él depende solamente de lo que nosotros queramos que pase.
Uno entiende, cuando se pregunta mucho y se responde poco, que las cosas no se olvidan: se incorporan, se asimilan, se aprenden, se superan; pero olvidarse, olvidarse las cosas jamás.
Aprendemos que todo pasa, pero todo pasa porque lo decidimos así. Porque un día nos levantamos y nos damos cuenta que lastimarnos no está bueno, que seguir atado a algo que nos daña no vale la pena.
Un día que no está marcado en ningún calendario, que no significa nada para vos y que seguramente no vas a recordar, eso que tanto te dolió, que tanto te marcó, de pronto pasó. Y te decís: No va a volver a pasarme. Y eso es crecer un poco.
Crecer. Crecer es lo que más ansiamos de chicos. Crecer de altura, crecer de edad, que nos crezca esto, que nos crezca aquello. ¿Quién no deseó ser mas grande alguna vez? Pero mientras crecemos de altura y edad, y sí, efectivamente nos crece esto y aquello, descubrimos que crecer es algo un poquito más complicado. Que crecer implica aprender muchas cosas que no están en los libros con ejercicios que la seño nos da de tarea, ni tampoco eso que te aprendemos en la tele o estudiamos para la prueba. Crecer empieza a ser un poco más que unos centímetros extra.
Y así es que nos damos cuenta que aprender a vivir resulta la asignatura mas difícil de todas. La que mas cuesta, la que mas duele. Porque muchas veces para aprender hay que atravesar  esas cosas que queremos que "pasen" y si nos las olvidamos entonces, guess what? no aprendemos.
Y entonces volvemos a que el tiempo no todo lo borra, que nada debería borrarse, que la experiencia (a veces mas o menos dolorosa) es siempre rica, que lo que nosotros sumamos y superamos depende de lo que nosotros decidamos y que en nosotros está la capacidad para siempre poder salir adelante cuando queramos hacerlo.

Té.

Desde esa charla que tuve con L hace una semana que siento una paz para con Él que no puedo explicar en palabras.

lunes, 6 de agosto de 2012

Pérdidas.

Hay cosas que se pierden y sólo generan una molestia leve. Una comezón en la nuca, un pinchazo en el lagrimal, una mordedura liviana del labio inferior. Una puteada bajita, educada, casi imperceptible.Como el boleto del tren, cuando es obvio que te lo piden y hasta son capaces de pararte porque no lo tenés, arriesgándose a un mental breakdown con escupida al boletero incluida. O los primeros quince minutos de un recital trascendental, ansiado y esperado por meses, de un artista que te va a cantar solo y exclusivamente a vos. Llegar y que la canción se desgrane sola, sin que estés vos para darle un sentido, mientras las fans hacen brillar sus vinchitas decoradas y sus fotos manoseadas y transpiradas.
Otras cosas perdidas te dan una patada en el cuádriceps, dejándote paralítica durante un buen rato. El cerebro corta sinapsis por un par de minutos, un par de días, una ola blanca te tapa sin ahogarte, te deja flotando en un mar de paja mental. Como la primera vez, que suponés debería ser genial, mágica, con pétalos de rosa en sábanas de algodón egipcio y flores húmedas delicadamente recogidas del monte (sí, es una metáfora, deal with it), pero termina en un baile arrítmico de frotaduras inexpertas y besos torpes.
Y, por último, las más peligrosas. Las cosas que se pierden y difícilmente se vuelven a recuperar. Las intangibles. Que te dejan sin aire en los pulmones, calientes por la falta de oxígeno. Que te vencen los hombros, te lanzan con desidia una bolsa de arpillera rellena de bulones, que te pegan en los labios secos y te hacen tragar mierda y sangre, metálica y a borbotones. Como la confianza. Sentimiento ciego y pedorro, digno de minorados espirituales, embotante y estupidizante y todo lo que termine en antes, aunque sea demasiado tarde. Esa seguridad infundada y desnuda de conocer algo profundamente, hasta que se da vuelta como un soquete en un lavarropas, y ya no sabés si es tu media o la de otro. O la magia. Un concepto huidizo y casi imposible de categorizar sin caer en la imagen de un chisporroteo grisáceo de Chaskiboom®, una levitación de tanza, una paloma maltratada. La enterrada capacidad de creación de un momento particular, una situación inesperada, un texto sólido, una reflexión iluminadora, una melodía que se hace fragancia y vuelve a ser melodía en un par de segundos, un par de acordes, un par de colores.
Al margen de las circunstancias, o quizás gracias a ellas, aún abrigo una esperanza chiquita, humilde y aterida de encontrar esa magia de vuelta. Al fin de cuentas, la mejor manera de recuperar lo perdido es desandar los pasos.

viernes, 3 de agosto de 2012