domingo, 28 de agosto de 2011

Recordar.

Aprendes de ellos; o más bien, recordas gracias a ellos. Te recuerdan sin querer a valorar, a querer, a sorprenderte. Tienen una inocencia que te abruma. Gritan, ríen, corren, se pelean y se abrazan.
Cada sonrisa es como 17 abrazos juntos. Cada abrazo son 1000 caricias. 
Son fantásticos, ocurrentes. Son maravillosos y divertidos. Son lindos, dulces y te recuerdan como abrazarte a la vida.



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