"Con el tiempo te das cuenta que crecer es soltar. Aprender a soltar. Dejar de querer aferrar, y que aferrar es lo que duele. Te creés que sos un frasco, un recipiente que contiene y almacena, que guarda, que retiene, y dolés recordando, esperando que vuelva la gente que se fue. Insistiendo que que resurga aquello que te hizo feliz, y en realidad no te das cuenta que la vida es un irse constante. Que todo se está perdiendo todo el tiempo, pero todo está volviendo, y que en realidad no sos un frasco, sino un cable. Un cable que transmite, que conduce la energía. Que todo pasa a través de vos, vive con vos, se pierde y vuelve en vos. Y tenés que dejar de dolerlo y solo sentirlo, sentirlo fluir. Fluir con ello y soltar. Relajarte y ser uno con la vida, que transita a través tuyo... Pero cuesta toda una vida aprenderlo. Aprender a soltar. Yo recién estoy aprendiendo, en el ocaso de mi vida..."
El Viejo Ibrahim, en un tono meláncólico que nunca antes le escuché
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