jueves, 14 de abril de 2011

¿Me dejas que te cuente una historia?

Siempre lo que le sobraban eran los motivos. Lo que nunca tuvo fue voluntad. Si Ella hubiese sabido que Él no era lo que soñaba; tal vez, y solo tal vez, las cosas hubieses sido distintas... Pero no. Ella estaba convencida de que Él era el Romeo de su historia; ese principe azul que no debía desteñir nunca. Estaba convencida que era azul e inmenso como el cielo y el amor, como la dulzura y como el mar; y no entendió nunca por qué se dejó engañar, por qué se convenció de que necesitaba amar. 
Más de una vez fue feliz.. porque, como dije alguna vez, una es más feliz y auténtica cuanto más se parece a lo que soñó sobre si misma; y Ella soñaba (y hasta casi que vivía ese sueño) en donde todo era azul e inmenso como el cielo y el amor, como la dulzura y como el mar...
Siempre tiene los motivos suficientes para hacerlo y sabe que con solo jalar el gatillo va a ser libre para siempre. 


                                                                  (...)


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