Estoy feliz. Una felicidad densa que me recorre las venas. Estoy toda lastimada, pero las heridas no duelen, son trofeos del esfuerzo y las ganas que le pusimos.
Volvemos a "la vida real" y pienso, pienso que nada más real que esa vida, que ese lugar, que esa gente. Nada más real que esa alegría, que esas sonrisas, que esas lágrimas.
Vuelvo a la vida real y siempre hay tanto para pensar, para procesar. Allá todos somos uno, parte de un algo más grande que, más allá de ciertas diferencias, tira para el mismo lado.
Y vuelvo, y miro a mi alrededor y todo me parece tan banal y superficial. Todo tan falto de vida, de risas.
Y pienso lo que decía la vecina Mariana y se me pone la piel de gallina y pienso que todos deberían escucharla hablar para entender, para entender tantas cosas.
Estoy feliz. Todo el trabajo duro de todos estos meses dió sus frutos y fue fantástico. Toda esa gente fue a culminar nuestro proyecto, nuestro sueño. Y fue fantástico de verdad.
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