domingo, 22 de abril de 2012

Charlando.

Hoy hablé con mi mamá, mucho. Y hablamos de la vida y de las cosas y de lo que pasó con AS y de la bronca que me da los prejuicios que me generó sobre tanta gente, de la angustia que me comí por los pájaros oscuros que sembró en mi cabeza y del miedo que tuve de que las cosas terminaran mal.
Creí un montón de tiempo, por ejemplo, que mi suegra era la bruja de todos los cuentos. Cuando no. Cuando resulta ser una genia, una linda. La suegra más ídola de todas las suegras. Y me hizo dudar de mi relación, no una, sino mil veces. Siendo que Él es la persona que más me quiere, como alguien me dijo alguna vez, en todo el mundo, en todos los tiempos. Y me hizo dudar de mí y de mi capacidad de ser y de proyectarme. Me hizo sentir inútil para las relaciones. Me tiró para atrás.
Y ahora lo veo en perspectiva y pienso la lástima que me genera que exista gente así. Gente que no tiene adjetivos calificativos válidos. Gente que lastima innecesariamente. Gente que no.
Y la veo y siento lástima yo por su incapacidad de ser. Por su incapacidad de ayudarse y de proyectarse en los demás. Por como va lastimando a su entorno. Como va destruyendo a su familia, los va limitando, no dejandolos ser y expresarse libremente. Y quisiera acercarme a ellos, hablarles, abrirles los ojos. Pero no es mi película y yo no la puedo dirigir.

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