A me esgrimió ideas, pensamientos y sentimientos expresados tan parecidos a mi manera de hablar y ser que tuvo sentido total su "(:..) amo tu forma de pensar. Me enamoré de tu intelecto" Fue todo raro. Y me quedaron en la cabeza muchas fichas sueltas, cosas para entender. Preguntas con respuestas que no me esperaba y preguntas que no supe responder. Un abrazo que dura 2 segundos más, una sonrisa cómplice en medio de una cena y un "ya lo hablamos, basta" fueron marco de dos reuniones que dejaron tela para cortar. Tela para cortarle a Él, en realidad, y que no se confunda. Nombro a L una, dos, diez veces para que se dé cuenta. Quiero gritar, no es, estoy con L y no va a ser, te siento como un hermano. Pero confío en que me entiende. Me cuesta imaginar como fue que le pasó.
El viernes hablaba con G sobre los celos mal infundados de la novia de N y me dijo que tengo algo que engancha a los chicos, que hace que tengan ganas de cuidarme, de protegerme y que no tenía idea yo cuántos le habían dicho algo sobre mí. Ella es rara, puede que esté exagerando; pero me hizó sonreir y encontrarle cierta lógica a por qué de ser hermanos, padre-hija, amigos; de pronto raritud.
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